Garbo - Dietrich - Kelly - Hepburn.. Cuatro mitos del cine.

Garbo - Dietrich - Kelly - Hepburn.. Cuatro mitos del cine.
Estrellas leyendas del cine dorado. Escenas con intriga y misterios, ilusión y desengaños, amores y traiciones, pasiones y odios. Son algunas de esas grandes estrellas, entre el universo de los mitos del cine. Estrellas del fascinante cine en “Blanco y Negro”. (Clic imagen portada)

lunes, 23 de octubre de 2017

Marilyn Monroe. Icono del cine. La eterna y despampanante rubia de Hollywood.

Marilyn sólo era un ser humano ávido de amor, de que la quisieran de
verdad, de que alguien necesitara su corazón, consolara su llanto y su
soledad, pero también de que no la utilizan ni la manipularan.
"Ojalá que la espera no desgaste mis sueños".
  

"La imperfección es belleza, la locura es genialidad y es mejor ser absolutamente ridículo a ser absolutamente aburrido"
  
"El éxito hace que mucha gente te odie, me gustaría que no fuese así. Sería maravilloso disfrutar del éxito sin ver envidia en los ojos de los que te rodean".
  
"El amor no necesita ser perfecto, sólo necesita ser verdadero".
  
"Las desilusiones te hacen abrir los ojos y cerrar el corazón".
  
(Marilyn Monroe)

La caricatura verdadera de Marilyn, en el fondo, estaba en sus
exagerados rasgos sensuales y voluptuosos, que sin pretenderlo
expresaban, tal vez, un gesto de supervivencia suplicando al
mundo la aceptara sin manipularla. Quizá no confiaba mucho
en su sonrisa y pensó mejor seducir con los trazos de su
erotismo (Dibujada por mi amigo Carlos Morcillo Santero)
Son algunas de las frases que se atribuyen a Marilyn Monroe, que revelan su inteligencia, eclipsada por el mito de su belleza, frases que descubrían sus desencantos y fracasos, e incluso mostraban su velada ternura y su manifiesta ingenuidad. Su empeño y su perseverancia por seguir manteniendo la esperanza y la ilusión. Su obsesión por encontrar quien la amara de verdad. Su pensamiento, el que conocemos de sus cartas y sus entrevistas, desvelaba sus miedos a la mediocridad y al vacío de la vida, pero también al terror de la envidia y las miserias del condicionamiento humano.

Marilyn Monroe. Norteamericana, nacida en Los Ángeles, California (1926 - 1962). Originariamente de nombre Norma Jean Baker, hasta que en 1947 adopta su seudónimo por el que se la conocería. Vive con su madre hasta los 8 años en que ésta es ingresada por una crisis nerviosa. Desde entonces hasta 1943 vive con alguna amiga y parientes de su madre, pasando por un orfanato. Marcada por la inestabilidad emocional y la pobreza, abandona sus estudios y comienza a trabajar de montadora en una fábrica de aviones en donde conoce a un operario con el que se casa a los 16 años. Se divorcia al poco tiempo. Pero a esa misma edad es descubierta por un fotógrafo de modas que la convence para que trabaje de modelo. Norma tenía el pelo castaño, aunque el fotógrafo la convence para que se tiña de rubio platino. Entre los 20 y 21 años posa para varias campañas publicitarias anunciando trajes de baño. Su carácter inquieto y el deseo de cultivarse y de aspirar a algo mejor, le lleva a cursar algunos estudios de arte dramático y a asistir a cursos de literatura en la Universidad de Los Ángeles. (Clic en su nombre, en los títulos de films, en los textos a continuación sobrescritos en azul tenue, para enlazar con vídeos).

"Ojalá que la espera no desgaste mis sueños", decía Marilyn.
Se debatía, a veces, entre su fragilidad y sus ilusiones.
El rostro de Norma comienza a ser conocido en los anuncios publicitarios. En 1947 es descubierta por el magnate Howard Hughes, propietario de la productora R.K.O., que le ofrece unas pruebas para el cine. No le convencen sus propuestas, pues al parecer Hughes era un mujeriego y un sátiro. Norma supo por primera vez cómo funcionaba la búsqueda del éxito en el cine, y ella rehusó la oferta del millonario si tenía que acostarse con él. No obstante, las pruebas de cámara con Hughes fueron conocidas por la 20th Century Fox, la competencia de R.K.O., que le ofrece un contrato de figurante para tres películas, en una de ellas ya como actriz de reparto. Fue cuando adopta el nombre de Marilyn Monroe. La compañía no renovó su contrato, pues al parecer uno de los actores del último film exige ciertos favores de Marilyn y ésta no aceptó ofrecérselos.
  
En 1948 encuentra trabajo con la Columbia y ésta le ofrece un papel protagonista en el film "Las chicas del coro". El problema era que tenía que prepararse para el papel de bailarina y el director musical de la Columbia tenía que darle las lecciones. Y la condición para conseguir el trabajo era que  la de aceptar relaciones íntimas con Fred Karger, el director musical. Marilyn estaba ya cansada de luchar y tuvo que entregarse a la complicidad de un sistema corrupto y perverso que, como acabamos de conocer, ha imperado hasta la actualidad y, también es bien sabido, con la mayor parte de actrices que querían hacer carrera. Monroe tenía entonces 22 años.
  
No obstante y siendo evidente su sex-appeal, además de su
irresistible belleza, había algo detrás de toda esa impresionante
fachada: su candidez, su ingenuidad, en medio de un océano de
buitres y tiburones dispuestos a comerse el ser más indefenso.
Ya en 1949 participa con un corto papel en "Amor en conseva". (Clic en el título para visionar la película completa). La escena con Groucho Marx fue ya uno de los primeros "sketchs" eróticos del cine, tanto que Groucho se salió del guión y le dijo a Marilyn... "lo que le dijo". En 1950 consigue dos papeles secundarios en dos grandes producciones. La primera en "La jungla del asfalto" que dirige John Huston y con la productora MGM. La segunda en "Eva al desnudo", dirigida por Joseph Mankiewicz y de nuevo con la Century Fox. Este director dijo de ella que tenía talento y llegaría a ser una gran actriz. Lo cierto es que el pequeño papel en este film fue ya el estereotipo que más tarde se crearía de ella. Hasta el 52 continúa haciendo papeles secundarios, alternando su trabajo con algunas sesiones fotográficas, entre ellas la que se hizo famosa al posar desnuda para la portada del primero número de Playboy y de la que se publica más tarde el célebre reportaje.
  
Precisamente, en el año 1952 hace uno de los mejores papeles de su carrera, ya como protagonista junto a Richard Widmark en la película "Niebla en el alma". Quizá le ayudó en su interpretación dramática las miserias y desengaños que sufrió en su infancia. En esta misma línea de género dramático protagoniza en el 53 un suspense que contribuyó mucho a su carrera interpretativa. Se trata de "Niágara", un thriller en el que tuvo como compañero de reparto a Joseph Cotten. Un año antes, la 20th Century Fox, le ofrece protagonizar su primera comedia de éxito y que dirigiría Howard Hughes, quien extrajo de ella lo mejor de sus dotes. El film era "Me siento rejuvenecer" (enlace film completo), un clásico del género y con Cary Grant y Ginger Rogers en el reparto.
  
Marilyn decía: "Ríe cuando estés triste, llorar es demasiado fácil".
Y es que su sonrisa en los últimos tiempos era forzada y tenía algo
de tristeza tras la mirada de sus ojos.
Entre los años 1953 y 1960 se producen sus trabajos más brillantes, sus comedias, cada una de ellas envueltos ya con su marca distintiva, como "la rubia estrella de Hollywood" o "el mito sexual". Entre las más destacadas, en el 53 fue "Cómo casarse con un millonario", con Lauren Bacall en el reparto, y "Los caballeros las prefieren rubias", con Jane Russell. En el 55, "La tentación vive arriba", con Tom Ewell y dirigida por Willy Wilder. En el 56 fue "Bus Stop", con Don Murray. En el 59, "Con faldas y a lo loco", con Jack Lemmon y Tony Curtis y dirigida por Willy Wilder. Esta última, producida por United Artists, el resto por la 20th Century Fox. Ya en el 60 su última comedia fue "El multimillonario", también de la Fox, dirigida por George Cukor y con Yves Montand en el reparto, con el que ella mantuvo un romance y del que se enamoró, aunque para él no fue más que una aventura.
  
En 1961 protagoniza junto a Clark Gable y Montgomery Clift el film "Vidas rebeldes", un drama que dirige John Huston y guión de Arthur Miller, con quien se había casado en el 56, aunque en ese mismo 61 se divorcia de él. Buena interpretación de Marilyn, aunque ya hay evidencias de su ocaso. De hecho, solo interviene después en una película que no acaba debido a su repentina muerte en 1962. La carrera de la actriz había terminado mucho antes.
  
Dijo alguna vez: "Nunca me gustó el nombre de Marilyn. A menudo deseé que aquel día me quedara con
Jeasn Monroe. Supongo que ya es demasiado tarde para cambiarlo". Ella pensó que su nombre y su rubio
platino formaron parte de la losa que impidió poder aspirar de algo más digno en su carrera, algo que
no fuera el personaje que ella misma, y sin quererlo, había creado.
Marilyn Monroe. Sus titulares, nunca le sobraron: "Una de las estrellas más rutilantes del firmamento cinematográfico hollywoodiense". "Un icono de belleza, moda y símbolo sexual", "La mujer más deseada del siglo XX". Aunque más conocida en en el mundo de la frivolidad como "La rubia platino" o (peor aún) "la rubia tonta" (que, por cierto, "de tonta no tenía un pelo"). Cosechó en su carrera varios premios importantes, tales como el Globo de Oro en 1960 por "Con faldas y a lo loco", además de varias nominaciones al BAFTA y otros. Hizo 29 películas, entre las que no parece que consiguiera ninguna obra maestra de interpretación, aunque está claro que se la encasilló injustamente desde el principio en un papel demasiado superficial y frívolo como para poder aprovechar y lucir el potencial de sus dotes interpretativas. Ni fueron justos los productores con ella, como para llamarla para hacer los papeles que según ellos solo sabía hacer, ni honestos los directores que la humillaron en numerosas ocasiones. Los compañeros de rodaje tampoco se quedaron cortos en sus desprecios y burlas. Cierto que hay una leyenda negra en torno a la insoportabilidad y lo insufrible de su trato en los trabajos de rodaje, además de sus difundidas limitaciones en la interpretación, pero para ser imparciales, la crítica más objetiva dijo después que muchos de sus problemas profesionales se debían a la falta de profesionalidad y de empatía de los directores de rodaje y artísticos.

Algunas de las fotos que le hizo la fotógrafa su amiga Eve Arnold cuando, de su afición por la lectura,
aprovechaba cualquier momento para leer a sus favoritos. La vemos leyendo el "Ulises" de James Joyce
(arriba) o el "Leaves of grass" de Walt Whitman, su favorito.
Marilyn Monroe. Como ya se ha dicho, su inquietud intelectual la llevó a esforzarse por cultivar su formación en las artes dramáticas, a buscar más conocimientos, a leer todo lo que podía. Su coeficiente intelectual estaba muy por encima de la media. Tenía una biblioteca con más de mil volúmenes (unos 400 eran de literatura) en los que solía hacer anotaciones al margen. Entre sus libros favoritos estaban James Joyce, Walt Whitman, Flaubert y el poeta Heinrich Heine. También aparecían obras de Stendhal, Khalil Gibran y Hemingway, obras de teatro, arte, filosofía, psicología o ciencia, y sobre todo poesía; a Marilyn le apasionaban los poemas. Solía escribir reflexionando sobre lo que leía, algunos poemas que garabateaba, anotaciones en un diario y cartas que no llegaba a enviar a su destino. Los libros fueron subastados después de su muerte y la mayor parte de los manuscritos desaparecieron tras la investigación policial, pero se sabe de su abundancia por su último marido y por algunos de sus más íntimos amigos. Entre sus pensamientos escritos decía: "Estoy intentando encontrarme conmigo misma, no es fácil de hacer; millones de personas viven toda su vida sin encontrarse", lo que indicaba cuánto le atormentaba la inseguridad de su identidad, sus miedos y los resultados del psicoanálisis que ella misma se hacía. Decía también: "Es mejor estar sola que infeliz con alguien" o "La felicidad está dentro de uno, no al lado de nadie", lo que demostraba que no era feliz, que le torturaba la inmundicia de los bajos sentimientos en los demás, de la falsedad y la mentira.
  
Si tuviera que elegir imágenes que retratasen mejor la personalidad auténtica de Marilyn, escogería
algunas de éstas en blanco y negro, que (me atrevería a decir) retratan realmente el alma o la esencia
de su persona, sin artificios de colores: la sonrisa casi ingenua en su rostro, su fragilidad y recelos,
uno de sus felices momentos y la mentira de su fachada como la estrella que le obligaron a ser.
De Marilyn se han dicho muchas cosas, demasiadas, y tal vez demasiadas mentiras. Era la única forma de mantener viva su leyenda y su mito. Su físico y su belleza le llevó a la perdición, en una época en que una estrella de cine que empezaba de la nada se veía indefensa. Los abusos sexuales que sufrió, el acoso de los directivos de las productoras y los de los estudios, sus traiciones amorosas, las presiones y mentiras de sus valedores, su fallida psicoterapia, todo le llevó al alcohol, a los barbitúricos y a la depresión. Aún así, siempre conseguía reponerse, luchando por salvar su integridad. Incluso parece que aquella noche fatal debió de pedir ayuda para poder sobrevivir. Algo sucedió. Algo muy grave pasó y todo quedó tapado con un supuesto suicidio.
  
Marilyn Monroe. Esbocemos una semblanza más de lo conocido de su persona: Bella, coqueta, superficial e insatisfecha, aparentemente entregada a la frivolidad de los placeres del mundo que la rodeaba. Eso era lo que se decía de ella. Pero el fotógrafo George Barris, amigo suyo, le oyó decir "Mentiras, mentiras, mentiras, nada más que mentiras, todo lo que se dice de mi son mentiras". Y un periodista con el que Marilyn tuvo una confesión, después de una breve entrevista, dijo que debajo de su imagen despampanante y de su cautivadora sonrisa había tristeza, sombras y desesperación. Ciertamente, hay muchas biografías sobre Marilyn, pero si comparamos unas y otras, apenas vemos credibilidad en ellas. Parece que lo único que interesaba era explotar su mito.
  
La imagen de las distintas fotografías de Marilyn Monroe sugieren también diversas estados emocionales
que manifiestan tanto inquietud o desosiego, felicidad, sensualidad, encanto y seducción. Sonrisa,
preocupación, complicidad, expresión de frivolidad.
Por lo demás, poco interesa extraer ahora lo que ya está escrito en todas las crónicas, reportajes y biografías sobre la estrella. Sin embargo, puede interesar algo más de lo que se supo y es poco conocido de su vida. Sus discretos amigos, el camarero de un bar al que solía pedirle una copa y consejo, así como sus fotógrafos más cercanos y fieles, Arnold y Barris, quizá fueron los que mejor la conocieron, los que confesaban que Norma (como le gustaba que la llamasen) era un ser entrañable y encantador. Uno de ellos tuvo en su poder una carta que apareció en un libro que ella le había regalado y que debió dirigir a alguien. En uno de los párrafos decía: "No temo no poder despertar de mi sueño. Temo despertarme y no poder volver a soñar". Y también: "Quise ser generosa con quienes me prometieron ayuda y afecto, pero me equivoqué y caí en una trampa, pues solo encontré la burla y el engaño para ensuciar mis sentimientos". Se supo, mucho después, que en los últimos meses de su vida, ella hablaba de conspiración y amenazas. ¿Qué hubo detrás del informe del suicidio, de los rumores que acallaron el FBI y de todo lo demás? Quienes más cerca estuvieron lo dijeron: ASESINATO. Pero nadie se atrevió a testimoniar con evidencias y pruebas que fuera así. Ni siquiera pudo servir una de las cartas que debió recibir el doctor Ralph Greenson, el psiquiatra que la había atendido en la clínica Payne Whitney, de Nueva York, un año antes de su muerte. Aquella carta la dirigió Marilyn Monroe al doctor Greenson mucho después de la que se publicó de seis páginas, tal vez para distraer al público de la última en la que se debió referir a la sospecha de que iba a ser asesinada. Aquella carta desapareció y nunca más se supo de ella.
  
Marilyn decía: "Ríe cuando estés triste, llorar es demasiado fácil". Algo que debía haber a menudo.
Tal vez, sus llantos en las soledades de sus noches eran el consuelo que ahuyentaban los fantasmas
de sus miedos y de la desesperación que le ahogaba.
Por lo demás, en el informe médico del forense que dictaminó el suicidio de la Monroe a causa de una sobredosis de somníferos aparecieron contradicciones que nunca llegaron a aclararse. Y ello sin contar con la jovialidad e ilusión de Marilyn por vivir, a veces de modo desenfrenado como era bien sabido. Algo que no se correspondía con una decisión tan fatal.


Hay muchas dudas cuando se intentó averiguar qué pasó en los últimos meses de la vida de Marilyn. Se supo que había tenido una relación íntima con John F. Kennedy y luego con su hermano Robert, quizá la de éste solo fue de amistad y por las consecuencias que había tomado la que tuvo con el primero. Sus nombres aparecieron en algunas de sus cartas, pero luego éstas desaparecieron. En la descripción del ama de llaves que encontró su cuerpo, dijo que se hallaba  desnuda, en una forma muy extraña y con el teléfono fuertemente aferrado con su mano derecha. Luego se supo que había llamado a alguien antes de morir para pedir ayuda, según confesó quien debió escuchar la llamada, pero las cintas con la grabación fueron incautadas y quien conocía su contenido fue silenciado.
  
Terminamos la crónica con otra de las frases que se le atribuyen y una declaración que hizo de ella Arthur Schlesinger, ganador de un Pulitzer. Aquella conocida frase era: "La vida es corta, sonríele a quien llora, ignora a quien te critica y sé feliz con quien te importa". Y lo que dijo Schlesinger de una entrevista con la estrella: "... me quedé prendado, más que de su belleza, de su estilo y también de su ingenio, cándido y enormemente agudo. Había en ella algo mágico y desesperado a la vez. Algo que atraía, que fascinaba, pero al mismo tiempo, que sobrecogía".
  
Ángel González "Rusty Andecor"

lunes, 2 de octubre de 2017

Pier Angeli, la chica que enamoró al icono James Dean y terminó siendo "la estrella de la fatalidad"

Pier Angeli, en su etapa más joven, en una imagen en la que exhibe  su aspecto dulce y sencillo.
Era lo más atractivo de su encanto. 
"La luna roja me habla de ti,
yo le pregunto porqué te fuiste,
sin verme,sin despedirte,
y le pregunto si me estás esperando.
Ella me contesta que allí ya no hay nadie.
pero yo sé dónde
encontrarte,
porque sé que me estás
esperando,
allá en las estrellas".
  
Con esta popular canción napolitana titulada "Luna Rossa"(que hizo famosa Claudio Villa), y con ese sentimiento que percibimos en su voz, le cantaba Pier Angeli a "su único, verdadero y eterno amor", a James Dean, como ella misma declaraba poco antes de morir, 16 años después de que él se fuera. El vídeo (editado por este mismo autor) sirve como homenaje a una estrella que se apagó por la fatalidad de su destino. (Clic en títulos, su nombre y textos sobrescritos en azul tenue para enlaces)

Fue "la novia de James Dean". Una triste historia, la de su breve
y trágico romance con él y que parece evocar en esa "Luna Rossa"
Pier Angeli. Italiana, nacida en Cerdeña (1932 - 1971). De nombre original Anna Maria Pierangeli, hermana gemela de Marisa Pavan, también actriz de cine, aunque nacionalizada francesa. Debutó a los 17 años, nada menos que con Vittorio De Sica en un melodrama "Mañana será tarde" (1949), al que le siguió la secuela "Mañana será otro día" (1951), ambos de producción francesa. Pero es Hollywood quien le abre las puertas y en el mismo año protagoniza su primer papel en dos films, "El milagro del cuadrode Richard Brooks y "Teresa" de Fred Zinnermann. Luego, de esa misma etapa hollywoodiense fueron "Tres amores" (1953) con Kirk Douglas, con el que mantiene un romance que no llega a más, o "Loco por el circo", con Danny Kaye. Sin embargo, su gran trabajo fue "Marcado por el odio" con Paul Newman en 1956. Después, en su temprano declive, solo un título significativo en su carrera, una producción inglesa que protagonizó con Richard Attenborough en 1962: "Amargo silencio".
  
Su rostro dulce y sencillo fue su talismán de belleza. Su
naturalidad enamoró a Hollywood y al propio James Dean. 
En cuanto a su vida y figura personal, antes de nada, hay que decir que Pier Angeli no era una belleza exuberante, aunque sí un bonito rostro. Ella estaba convencida de que era su físico y no su talento lo que le había proporcionado sus oportunidades y sus papeles. Quizá su temperamento frágil y de poca confianza en si misma le llevó a dudar de sus presuntas dotes artísticas. Y lo cierto es que su encanto se basaba en su aspecto dulce y sencillo, de ahí que en el cine retratase con maestría personajes con ese perfil. Aunque, por otra parte, la crítica opinaba que por esta razón se desaprovechó su potencial interpretativo, al encasillarla en ese modelo. Así, ella fue una de las imágenes cándidas ingenuas más convincentes del cine americano de los años 50. Quizá fue la antecesora del icono femenino de Audrey Hepburn por su dulzura y la naturalidad de su persona, pues ésta última representó ese perfil ya en la década de los 60.
  
A Anna María Pierangeli se la conoció, sobre todo, porque fue la novia de James Dean. Una actriz que iba para estrella, pero que tras su efímera carrera terminó en desgracia. Se dijo entonces de ella que fue "como otras actrices de la ¨maquinaria¨ hollywoodiense que arrastró su vida trágica formando parte de una galería triste en los anales de la historia del cine". Cuando las crónicas le dedicaron su página la enmarcaron así: "Es la historia de cómo una vida destinada al lujo, la fama y la admiración, acabó siendo un drama muy propio de Elia Kazan".
  
James Dean y Pier Angeli, ambos tenían 23 y 24 años cuando se conocieron. Ambos vivieron un amor
"de película". Sin embargo, la fatalidad del destino creó un mito como uno de los romances más
trágicos de la historia del cine.
Pier Angeli conoce en 1953 James Dean. Coincide con él en los estudios Universal durante el rodaje de "Tres amores", mientras que Dean rodaba "Al este del Edén". El flechazo fue instantáneo, tan rápido como la desaprobación de la madre de Angeli. Aquel romance duraría poco más de 3 meses. Ella tenía 24 años.
  
Así, la fatalidad de su frustrada relación con James Dean, por culpa de la influencia dictatorial de su madre, que la separó de él para obligarla a contraer un matrimonio con quien no deseaba, la llevó a una inestabilidad emocional que más tarde la conduciría poco a poco al declive de su carrera profesional y a sumergirse en el mundo de los barbitúricos.
  
El famoso Porsche de James Dean, horas antes de emprender su
fatal viaje. Angeli diría despues "Mi amor murió al volante de
su Porsche y por mi culpa se refugió en los coches.
Tampoco James Dean se recuperó al perder a Anna María, "su gran y único amor" (como él solía decir). Pues debido a la ruptura de Angeli con él y su posterior enlace con otro hombre, Dean quedó desolado. Se publicó el escándalo que montó en la boda en la que apareció de improviso a la salida de la iglesia haciendo rugir durante unos minutos el motor de su Porsche queriéndole describir con esa demostración su llanto de dolor. Nada le pudo consolar y terminó refugiándose durante el último año de su vida en los autor de carrera.
  
Pier Angeli, después del triste desenlace de su relación con Jimmy, tuyo que sufrir también su dramática muerte. La tragedia le afectó tanto a su vulnerable estado anímico que nunca más volvería a encontrar una relación sentimental estable. Aquella fatalidad la marcaría durante el resto de su carrera en el cine, que fue decayendo hasta que acabó con su vida.
  
Anna Maria Pierangeli no era una belleza exuberante, pero su rostro tenía un aspecto dulce y natural.
Lejos aún, en estas imágenes, de su trágico destino.
En cuanto a él, se ha especulado mucho en lo relativo a su orientación sexual y siempre se apuntaba el rumor de su presunta homosexualidad. Ciertamente, y fue Elizabeth Taylor y Dennis Hooper, compañeros de trabajo, quienes lo afirmaron, que lo que Jimmy padecía era un fuerte trauma como consecuencia de una violación sufrida de niño. Fue Liz Taylor quien confesó al periodista Kevin Sessums en el 97 que sufrió este tipo de abusos de un pastor de su iglesia. Es evidente que su imagen fue alterada, mitificada y valorada erróneamente en una opinión muy extendida por el culto del morbo, inventando todo tipo de sensacionalismos con los que una sociedad llena de prejuicios de entonces pretendió confundir la apariencia controvertida del rebelde y malogrado actor. La propia Taylor, Natalie Wood y sus amigos más cercanos no daban crédito a semejantes declaraciones, las que le comprometían en una inclinación sexual que no le correspondía. Hasta el punto de intentarle confundir en un supuesto gusto por el rock, porque en aquellos años se criticaba su estilo "amanerado" (mal visto entonces), cuando Dean solo escuchaba jazz.
  
Instantánea de Jimmy Dean tras la aparición escandalosa que
hizo con su Porsche a la salida de la Iglesia de Pier Angeli
 cuando ésta tuvo que contraer matrimonio con quien no
deseaba, ante la influencia dictatorial de su madre.
Tanto fue el desconcierto  que su amigo Jean Leon que regentaba un restaurante en Hollywood, el "Villa Capri", al que Jimmy solía acudir dijo de él: "Un joven intelectual, que solía hablar en castellano (idioma que estudió en Santa Mónica), que no despilfarraba lo que acababa de ganar en "Al este del Edén", que tenía una buena amistad con Rock Hudson, como la tenía con la Taylor, Natalie Wood o Marisa Pavan y que seguía enamorado fielmente de Pier Angeli".
  
Y volviendo a la relación sentimental entre Anna Maria Pierangeli y James Dean, el hecho es que entre quienes conocieron a la pareja, nadie podía entender cómo se pudo afianzar una relación entre una chica sensible y tranquila como ella y un chico rebelde y salvaje como él. Dean dijo de Angeli que "era una mujer real y auténtica, lejos de la simpleza y la farsa del resto de las divas del cine".
  
Según los biógrafos de la infortunada actriz, se dice que en algunas cartas que ella dirigió a un amigo al que ya le había confesado su eterno amor por el legendario Jimmy, escribió: "Éramos como Romeo y Julieta, juntos e inseparables. A veces, nos amábamos tanto que, simplemente, queríamos caminar cogidos de la mano cerca del mar, porque sabíamos que estaríamos juntos para siempre. Queríamos estar cerca el uno del otro para toda la eternidad". En otra, Angeli dijo: "Mi amor murió al volante de su Porsche y por mi culpa sé que se refugió en los coches. Hace 17 años que he estado sola, desesperadamente sola, Quiero encontrar la paz y ser libre para estar finalmente con Jimmy y mi padre de nuevo".
   
Evocación nostálgica del rostro cándido y dulce de Pier Angeli en una composición fotográfica
en imágenes en blanco y negro.
Se llegó a decir, incluso, pocos días después de su muerte, que un camarero llamado Fred que le atendía en una coctelería que solía frecuentar ella sola, muy cerca de su residencia, la escuchó decirle: "Fred, dame otra copa porque quiero ver a mi Jimmy y si estoy serena no puedo verle. Creo que un día de estos me reuniré con él".
  
Ciertamente, durante los últimos meses de la vida de Angeli se supo del estado en que se encontraba; muy deprimida, arruinada económicamente y hundida ya su carrera interpretativa en el cine. Consumida por el pavor a perder la juventud y el atractivo físico, pues sabía que era lo único que le quedaba. Incluso apenada por la pérdida de quienes habían sido sus amigos. Dejó escrito a una amiga: "Tengo un miedo horrible a envejecer; para mi, los cuarenta son el comienzo de la vejez. Y no tengo consuelo, porque el amor quedó atrás; el amor murió en un Porsche". Finalmente, una sobredosis de barbitúricos acabó con ella. Fue un 10 de septiembre de 1971. Angeli sólo tenía 39 años.
  
El broche final de esta romántica, aunque triste crónica, lo pone la propia canción que cantó Pier Angeli, evocando sus recuerdos, tal vez para reencontrarse con el escenario de aquella "Luna Rossa". Escuchemos una vez más su voz dulce y lánguida en el tema "Amore, baciami", una canción que describe el recuerdo de "su amor" en aquellas estrellas a que se refería en su "Luna rosa".
  
Ángel González "Rusty Andecor"
  
Es posible que un buen cinéfilo puede percibir el gran parecido en estas imágenes del rostro de Pier Angeli de la
primera etapa de su carrera con el de Ingrid Berman. Corresponden fotogramas de su film "El milagro del cuadro"